1/6/13

El abuelo de gafas de colores


Viendo a un niño con gafas de sol por la calle, caí en la cuenta de que, una referencia clara de nuestra relación con el diseño son las gafas de sol, aunque tal vez algo absurda ya que en ese momento esperaba para comprar el pan y no tenía otra cosa que hacer.

Cuando somos niños, nuestra meta son unas gafas "chulas", que no sabemos por que pero nos encantan, nunca nos las quitamos y no queremos otras ni las querremos nunca. Nos da igual si filtro UV o VU o si se nos caen al agacharnos... queremos que lleven a "Bob" serigrafíado las máximas veces posible y a ser posible de colores fluor.

Es nuestra madre, la que dejando a un lado el sentido de lo estético, para un adulto estas gafas son horribles, añade la funcionalidad al producto, generalmente para proteger nuestros jóvenes ojos y para asegurar que no se pierdan y desembolsar cada semana un dinero (una buena goma elástica que presione bien las gafas contra el cráneo suele ser la elección). Y el niño tan feliz.

Sin embargo, al hacernos más mayores, obviamente nuestra percepción del concepto de belleza cambia. Somos más críticos con los diseños y buscamos el equilibrio más perfecto, según nuestro criterio entre forma y función... y añadido a esta ecuación entra en juego la marca y el marketing.
Claro, ¿Por que hacemos caso al criterio de nuestra novia antes que al del óptico? y para cuando no hay novia, al director de marketing de Armani antes que al óptico. Sobreentendemos que la marca ya ha hecho por nosotros esa criba de calidad y funcionalidad... sobreentendemos.

Esto hace que en la edad más adolescente, la gente pueda llegar a compra unas lentes en Bershka de 2,99, con dudas de la seguridad para tu integridad visual... comprar eso en una etapa más adulta próximamente ni lo contemplaremos.

Entonces, al evolucionar, nuestro conocimiento y experiencia nos acerca al punto antagónico del criterio infantil del inicio... las gafas "senior" ... de gente mayor vamos. Dejando de cada vez más a un lado la estética para priorizar la funcionalidad... vista cansada, bifocales, cristal antirelfejante, fitros, cuerdecita al cuello, resistentes a los golpes...

Por tanto, como con todo en nuestra relación con los productos y su diseño, durante nuestra vida nos educamos desde pequeños y con ello nuestro criterio selectivo mejora. Añade filtros de selección que nos acercan cada vez más al objeto más funcional... ahora bien quién es más feliz con el producto, ¿el niño de gafas coloridas o el abuelo de gafas marrones? 

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